Por qué somos infieles
Muchas de las solicitudes de consulta que recibimos es por parte de personas que sufren como consecuencia de una infidelidad. Hoy me gustaría compartir algunas ideas sobre por qué nos sentimos atraídos hacia un amante.
En primer lugar, es importante entender que la novedad y la emoción que un amante puede ofrecer son factores extremadamente poderosos. Las relaciones a largo plazo suelen caer en la rutina y la previsibilidad. La vida cotidiana, con sus responsabilidades y retos, puede erosionar la chispa inicial que una vez encendió la pasión. En este contexto, el amante representa algo fresco y emocionante, una ruptura del molde habitual. La adrenalina de lo prohibido y lo desconocido puede ser embriagadora, proporcionando una sensación de vitalidad y aventura que falta en la relación establecida.
Además, un amante suele llenar vacíos emocionales y necesidades insatisfechas. En una relación de larga duración, es posible que nuestras necesidades emocionales no sean completamente satisfechas. Esto no necesariamente se debe a la falta de amor o esfuerzo, sino a la evolución de las personas y sus necesidades con el tiempo. Un amante puede parecer la respuesta perfecta a estas carencias, ofreciendo comprensión, admiración y atención que quizá sentimos que hemos perdido o que nunca tuvimos en nuestra relación principal.
La percepción de uno mismo a través de los ojos del amante es otro factor crucial. Vernos reflejados como una versión idealizada en los ojos de alguien nuevo puede ser extremadamente gratificante. Un amante nos puede hacer sentir deseados, especiales y valorados de maneras que nuestra pareja actual, debido a la familiaridad y el desgaste del tiempo, ya no consigue. Esta percepción de ser admirado y querido puede revitalizar nuestra autoestima y sentido de valía personal.
No podemos olvidar el contexto social y cultural que también influye en estos sentimientos. Vivimos en una sociedad que a menudo glorifica la pasión y el romance, colocando un énfasis desmedido en las emociones intensas e inmediatas. Este entorno puede hacernos sentir que la falta de estas emociones en nuestra relación principal es un signo de fracaso, empujándonos a buscar fuera lo que sentimos que nos falta dentro.
Es importante también considerar que las infidelidades pueden ser una forma de escapar de problemas más profundos y subyacentes en la relación. En lugar de enfrentar conflictos, desacuerdos o sentimientos de insatisfacción, recurrir a una relación extramarital puede ser una manera de evitar el dolor y la incomodidad de confrontar estos problemas directamente.
La atracción hacia un amante, en resumen, es un fenómeno complejo que surge de una combinación de factores emocionales, psicológicos y sociales. Nos sentimos atraídos no solo por la persona en sí, sino por lo que esa relación representa y cómo nos hace sentir. Sin embargo, es vital recordar que estas atracciones pueden ser fugaces y, a menudo, no abordan las verdaderas cuestiones subyacentes en nuestra relación principal.
La comprensión y la comunicación son esenciales para navegar por las aguas turbulentas de las relaciones humanas.