Mi hija está mirando pornografía

Gloria
Jan 31, 2025By Gloria

En los últimos años, he atendido a numerosos padres preocupados por el uso del teléfono móvil por parte de sus hijos. No es una inquietud menor. En un mundo cada vez más conectado, parece inevitable que los niños y adolescentes accedan a la tecnología desde edades muy tempranas. Sin embargo, la falta de control y supervisión sobre estos dispositivos puede tener consecuencias graves para su desarrollo emocional, social y cognitivo. Quiero compartir algunas reflexiones sobre los peligros de los teléfonos móviles para los niños y las medidas que, desde mi experiencia como psicóloga infantil, considero imprescindibles para enfrentar esta situación.

Uno de los principales riesgos que he identificado en mi consulta es la exposición a contenido inapropiado. Recientemente, una madre me consultó porque su hija había accedido a material pornográfico a través de su teléfono móvil. Este tipo de situaciones es cada vez más común y sumamente preocupante. Como siempre les explico a los padres, la pornografía no es adecuada para niños ni adolescentes. Los mensajes que transmite sobre la sexualidad son distorsionados y, muchas veces, violentos. Exponer a los niños a este contenido puede normalizar conductas que no son saludables ni apropiadas para su edad.

El cerebro infantil, en pleno desarrollo, no está preparado para procesar estas imágenes o entender sus implicaciones. Esto puede llevar a confusión sobre lo que son relaciones sexuales seguras y consentidas, y generar expectativas irreales sobre las relaciones afectivas. En este caso, recomiendo encarecidamente el uso de controles parentales, como "Google Family Link", una herramienta que permite restringir el acceso a contenido no apto para menores y regular el tiempo que los niños pasan en línea. Sin esta supervisión, los riesgos se multiplican, y es responsabilidad de los adultos crear un entorno digital seguro para sus hijos.

Además del acceso a contenido inapropiado, el uso de redes sociales por parte de los niños es otra de mis grandes preocupaciones. Las plataformas como Instagram, TikTok y sobre todo Snapchat pueden parecer inofensivas, pero en realidad esconden numerosos riesgos para los menores. He trabajado con niños y adolescentes que han sido víctimas de acoso en línea, depredadores sexuales y extorsión digital. A menudo, los niños no comprenden que las personas con las que interactúan en estas plataformas pueden no ser quienes dicen ser.

Es fundamental que los padres hablen abiertamente con sus hijos sobre los peligros de las redes sociales. Siempre recomiendo que se establezcan reglas claras sobre con quiénes pueden interactuar y qué tipo de información es apropiado compartir. Los niños deben saber que nunca deben enviar fotos íntimas o comprometerse a cumplir con demandas de desconocidos, ya que esto puede generar situaciones muy peligrosas, como el chantaje o la manipulación.

Es crucial recordarles que, aunque tengan permitido usar el teléfono, sigue siendo propiedad de los padres, quienes tienen el derecho de supervisar su uso para protegerlos. Esta supervisión debe ser transparente y basada en la confianza, explicando que no se trata de invadir su privacidad, sino de cuidar su bienestar.

En mi consulta, he observado que cada vez más niños y adolescentes presentan signos de adicción a los teléfonos móviles. La tecnología, si no se controla adecuadamente, puede convertirse en una fuente constante de estimulación que afecta la capacidad de los niños para concentrarse en otras actividades. El uso excesivo de dispositivos está relacionado con trastornos del sueño, dificultades para prestar atención y un incremento en la irritabilidad. Además, muchos niños que pasan demasiado tiempo conectados presentan un descenso en su rendimiento escolar.

Aquí, los controles parentales juegan un papel fundamental. Limitar el tiempo de uso del teléfono es esencial para que los niños tengan espacio para otras actividades necesarias para su desarrollo, como el juego al aire libre, la lectura o el tiempo en familia. Además, es importante establecer horarios específicos para el uso del móvil, evitando que interfiera con las horas de sueño o los momentos de socialización.

Otro de los riesgos del uso inadecuado del teléfono móvil es la posible afectación de las habilidades sociales y emocionales. Los niños necesitan interacciones cara a cara para desarrollar la empatía, aprender a gestionar conflictos y fortalecer sus vínculos afectivos. Sin embargo, muchos pasan horas interactuando de manera superficial a través de redes sociales, lo que limita su capacidad de establecer relaciones profundas.

He observado que, en muchos casos, la constante comparación social que ocurre en plataformas como Instagram o TikTok puede afectar la autoestima de los niños. Ver las vidas "perfectas" de otros usuarios, cuidadosamente editadas, puede generar en los menores sentimientos de insuficiencia o frustración. Este tipo de exposición constante puede incrementar la ansiedad y contribuir al desarrollo de trastornos emocionales, como la depresión. En este sentido, es vital que los padres ayuden a sus hijos a entender que lo que ven en las redes no siempre refleja la realidad y que su valor personal no depende de los "me gusta" o seguidores que tengan.

La supervisión parental es, sin duda, una de las mejores herramientas para prevenir los riesgos asociados al uso del teléfono móvil en los niños. Sin embargo, esta supervisión debe estar acompañada de un diálogo abierto y constante. Los niños deben sentir que pueden acudir a sus padres ante cualquier situación incómoda o peligrosa que encuentren en línea, sin temor a ser castigados o juzgados. He trabajado con muchos padres que, al establecer una comunicación efectiva con sus hijos, han logrado prevenir situaciones de riesgo y han fomentado un uso responsable de la tecnología.

La supervisión no debe ser sinónimo de control autoritario, sino de acompañamiento. Sugiero siempre que los padres expliquen claramente a sus hijos por qué se implementan ciertas medidas, como la revisión de las actividades en línea o los límites de tiempo de pantalla. De esta manera, los niños comprenderán que estas reglas están pensadas para protegerlos, no para limitar su libertad.