La addicción a los videojuegos
En una época en la que prácticamente todos llevamos un teléfono en el bolsillo, los videojuegos son más comunes que nunca. Para muchas personas, especialmente niños y adolescentes, los videojuegos no solo representan un pasatiempo agradable, sino también una actividad social. Sin embargo, ¿sabías que aproximadamente el 2% de los niños y adolescentes son adictos a los videojuegos? Para algunos, lo que comienza como una actividad divertida puede transformarse en un problema que afecta diferentes aspectos de sus vidas. Como padres, es crucial reconocer los signos de una adicción a los videojuegos y aprender a detenerla para que nuestros hijos desarrollen hábitos tecnológicos saludables a medida que crecen.
La adicción a los videojuegos, se caracteriza por dedicar al menos entre 8 y 10 horas diarias a jugar. Las personas con este trastorno usan los videojuegos como una vía de escape de los problemas de la vida real o de tareas desagradables, descuidando así sus responsabilidades y relaciones personales. En el caso de niños y adolescentes, este trastorno puede llevarles a priorizar los videojuegos sobre tareas escolares, responsabilidades en casa e interacciones sociales, lo que puede generar una serie de problemas académicos, sociales y de desarrollo.
Existen diversos factores de riesgo que pueden conducir a una adicción a los videojuegos, especialmente en niños y adolescentes. Desde factores mentales hasta circunstancias de vida, son varios los elementos que pueden influir en el desarrollo de esta adicción. A continuación, destacamos algunos de los más importantes:
1. Edad
La addición a los videojuegos es más prevalente en niños y adolescentes, ya que estos están expuestos a los videojuegos a una edad en la que su cerebro aún no está completamente desarrollado. Los niños tienen más dificultades para lidiar con emociones incómodas o situaciones complejas en comparación con los adultos, por lo que es más probable que busquen los videojuegos como un medio de escape.
2. Situación familiar
Los niños que tienen relaciones deficientes con sus padres también son más propensos a desarrollar una adicción a los videojuegos. Este tipo de relaciones suelen implicar menos supervisión sobre el uso de dispositivos electrónicos, lo que les da más libertad para jugar sin restricciones.
3. Salud mental
Investigaciones han mostrado que los niños con TDAH o síntomas depresivos tienen una mayor tendencia a desarrollar adicción a los videojuegos. Estas condiciones pueden hacer que los niños se sientan alienados de sus compañeros y pueden afectar los mecanismos de recompensa del cerebro, lo que incentiva el uso excesivo de los videojuegos.
4. Tiempo dedicado a los videojuegos
Aquellos niños que juegan más de 240 minutos diarios han sido identificados como especialmente propensos a desarrollar una adicción. El tiempo prolongado frente a la pantalla puede fomentar un ciclo en el que los niños desean seguir jugando cada vez más, especialmente debido a la naturaleza de muchos videojuegos multijugador en línea, que recompensan este tipo de comportamiento.
5. Habilidades sociales
Los niños que no han desarrollado plenamente sus habilidades sociales también pueden recurrir a los videojuegos como una alternativa a las interacciones cara a cara. Aquellos que tienen dificultades para hacer amigos o participar en actividades con otras personas pueden encontrar en los videojuegos un espacio para interactuar sin la presión que implican los encuentros personales.
Señales de advertencia de la adicción a los videojuegos
Conocer los factores de riesgo es un primer paso importante para identificar si tu hijo puede estar desarrollando una adicción a los videojuegos. Si observas que tu hijo ha empezado a tener dificultades en el colegio o ha visto afectadas sus calificaciones sin una razón clara, podría ser conveniente vigilar su uso diario de dispositivos electrónicos. En lugar de monitorear cada minuto de su día, algo que no siempre es factible, puedes utilizar herramientas de control parental como Google family link o Qustodio, que te permiten ver cuántas horas al día pasa en los dispositivos y establecer límites de tiempo adecuados.
Otro signo importante es si tu hijo muestra cambios de humor o de comportamiento cuando termina de jugar. Esto puede indicar que está utilizando los videojuegos para evitar enfrentarse a problemas de la vida real. La irritabilidad o la tristeza cuando no puede jugar es una señal clara de que hay un problema.
Cómo prevenir la adicción a los videojuegos
Independientemente de si sospechas o no que tu hijo pueda estar desarrollando una adicción, hay ciertos pasos que los padres siempre deberían tomar al permitir el uso regular de dispositivos electrónicos. El primer paso es establecer expectativas claras y comunicarlas. Crear un acuerdo sobre cuándo y dónde se pueden utilizar los dispositivos ayuda a educar a los niños sobre hábitos saludables en torno a la tecnología y fomenta habilidades importantes para la toma de decisiones. En estos casos es especialmente recomendable que se realice un contrato conductual entre el niño y sus padres.
Implementar una aplicación de control parental no solo ayuda a mantener a tu hijo dentro de los límites acordados, sino que también lo protege de contenidos inapropiados en internet y fomenta el desarrollo de hábitos tecnológicos equilibrados. Este tipo de herramientas pueden ser fundamentales para evitar que el uso de videojuegos se convierta en un problema mayor.
Cómo abordar la adicción a los videojuegos en los niños
Si determinas que tu hijo tiene un problema serio con los videojuegos, lo más importante es reconocer que necesita tu apoyo y ayuda. Detrás de la adicción probablemente haya problemas más profundos que deben ser abordados. Como padres, nuestro objetivo es preparar a nuestros hijos para la vida real, y esta puede ser una oportunidad para enseñarles lecciones valiosas. Trabaja con ellos para desarrollar estrategias saludables para lidiar con los problemas que enfrentan, al mismo tiempo que les educas sobre los peligros de recurrir a actividades poco saludables como vía de escape.
Las herramientas de control parental, nuevamente, pueden ser de gran ayuda. Reduce progresivamente el tiempo que pasan jugando hasta que se encuentren dentro de los niveles recomendados, y anímales a participar en actividades alternativas a lo largo del día. Con el tiempo, verán los beneficios de enfrentar sus problemas y participar en otras actividades más gratificantes.